Es un sistema de elección de representantes del Congreso, que depende de las votaciones realizadas por circunscripciones o territorio determinado, en el que se presentan a dos miembros por división o coalición política – sólo un miembro en el caso de candidatos independientes- a elección popular. Concluida la votación y resueltas las reclamaciones que tuvieran lugar, el TRICEL –Tribunal Calificador de Elecciones- realiza la suma total de votos emitidos en favor de los candidatos de una misma lista o nómina, resultado que determinará los votos de la lista o nómina, procediendo a proclamar elegidos Senadores o Diputados a los dos candidatos de una misma lista, cuando esta alcanzare el mayor número de votos y tuviese un total de votos que excediese el doble de los que alcanzase la lista o nómina que le siguiese en número de sufragios. Si ninguna de las listas obtiene los dos cargos, elegirá un cargo de cada una de las listas o nóminas que obtengan las dos más altas mayorías de votos totales de lista o nómina, debiendo el TRICEL proclamar elegidos Senadores o Diputados a aquellos candidatos que, dentro de cada lista o nómina, hubieren obtenido las más altas mayorías.
Particularmente, en Chile, durante plena dictadura y con la Entrada en vigencia de la Constitución Política de 1980, es que entró en vigencia el sistema binominal, diseñado por Jaime Guzmán entre otros, a expresa solicitud de Augusto Pinochet.
Este sistema, ha imperado en mi país durante décadas y lo cierto es que no hay atisbos de que se modifique. Sin embargo, el llamado es a la ciudadanía, ya que un político que ve beneficiada su carrera por este sistema, no cederá a las pretensiones populares. Y señalamos este concepto de pretensiones populares, porque en este país, ya no nos pasan “gato por liebre”, ya no hay temores a las represiones porque tenemos la convicción que habitamos un país republicano y demócrata, y esos valores, al menos la sociedad civil, los ha defendido incluso con su vida. Entonces, la ciudadanía es la que debe manifestarse, tal como lo han hecho los movimientos estudiantiles estos últimos años. Veo señales de que derechamente ya no queremos ser parte de un sistema económico que transgrede derechos fundamentales de las personas. Nosotros mismos, como por ejemplo a través de este herramienta virtual, somos los llamados a reclamar por cambios verdaderos y profundos, a exigir lo que nos pertenece. No queremos subsidios ni que nadie nos regale nada, tan sólo pedimos que se nos respete nuestra dignidad como ser humano y como miembro de una nación en vías de desarrollo.
En definitiva, uno de los grandes problemas de representatividad lo lleva intrínsecamente este sistema de elecciones, en el cual, lisa y llanamente, puede resultar que aquél representante que la gente elija, no pueda llegar efectivamente al Congreso. Es el gran conflicto de los electores, pero peor aún, es la falta de representatividad que hay en la clase política, que es un tema que abordaremos en extenso en otra ocasión.
Camilo Torres Tapia.
Chile.
