Mi
abuela paterna solía decir a comienzos de noviembre: “Ya empezó a soplar el
viento, ya viene navidad”, lo cual, aunque sonara prematuro, sabía que me
llenaba la mente de recuerdos y una impaciente alegría.
El
10 de mayo a las 5 de la tarde el Gral. Efraín Ríos Montt era conducido a la
cárcel de matamoros, fue declarado culpable de conocer y no detener los planes de operación militar: Victoria 82, Sofía 82 y
Firmeza 83, ejecutados durante el régimen defacto que presidio; según evidencia
presentada: tuvo control, línea de mando y conocimiento de todo lo acontecido.
La
Juez Yassmín Barrios sentenció: “Se declara a Efraín Ríos Montt culpable de genocidio”, 80 Años de prisión; mientras muchos gritaban en sus mentes:
“JUSTICIA, se ah hecho JUSTICIA”, otros más miraban en la condena una excusa
para regresar al pasado, para hablar
nuevamente de la sociedad polarizada, esa que no acepta que un Juzgado pruebe y
condene todo aquello que no se alinea a “Los intereses económicos del país”.
Creo
firmemente –a pesar de la carga
política- que el juicio ha sido como abrir una ventana que permite el ingreso de aires renovados, un viento que
permite refrescar los conceptos que tenemos de: La justicia, la paz, la
democracia y nuestra memoria histórica; aun hay –y abundan- los Guatemaltecos
que niegan las masacres, que le echan la culpa de todo a la Guerrilla o buscan
justificar las actos de barbarie por el “Honor y el deber”, son aberrantes, casi
rayan en la crueldad.
Y es
esta, precisamente, la oportunidad que nos abre la puerta y así, poder
discernir, sin miedo, sin soberbia, sin puños apretados, lo que fue y
representa el conflicto armado; muchos desean apretar los ojos y así no ver al pasado, para mí… es tanto como negar lo
sucedido, es no darle un entierro digno
a un hermano.
Si mi
abuela viviera y hubiese visto el juicio, me habría dicho: Me alegro mucho por
ellos –los demandantes Ixiles-, ya viene su navidad!
Luis R. Blanco